viernes, 24 de noviembre de 2017

La tribu de los hechiceros (por Ana Silvia Karacic)

"Deep Woods' Sorcerer", por Ragnarulf

La tribu de los hechiceros
Para Raúl Villalba, que nos regala siempre la
posibilidad de soñar (ASK)


Dicen que desde hace miles de años, en un rincón lejano del universo, accesible sólo a través de los sueños y los reflejos, existe un mundo con leyes propias. En él no hay imperios ni reinos, sólo tribus.

Guiados sus corazones por la magia del universo, los seres que lo habitan pueden ver todos los caminos que existen para los hombres y así, elegir el camino que desean seguir. Lo maravilloso inunda allí la vida. Cuando llueve, caen gotas en pequeños cristales de luz dorada. Los árboles más ancianos siempre fueron consejeros de los hombres y de los animales..., y tenían rostro, un rostro surcado por siglos de sabiduría y risas, y por tristeza también, ya que algunos mostraban la cicatrices que las lágrimas habían tallado en sus rostros de madera. Robles antiguos, olorosos palo santo, fresnos majestuosos, que hundían sus raíces en las aguas frías de los arroyos llenos de piedras.

¿Nunca has oído al viento cantar? Ellos sí.

El miedo no existía, no como lo conocemos ahora. También él cambia con los milenios...salvo esa clase de miedo, esa no ha cambiado ni cambiará jamás.

Ese mundo es lo más parecido al paraíso, y por eso justamente, también ellos existen allí. Ningún paraíso esta hecho sólo de luz, el paraíso se construye en el juego eterno entre la luz y la sombra. El Creador Supremo ha dado a los hombres la libertad de elegir su destino y hasta las cosas más simples, pero ellos eligieron sólo la sombra, los ritos secretos y la mitad crepuscular, casi nocturna del mundo.

Sumidos en el tiempo de la noche, cuando la luna te atraviesa el alma con sus rayos plateados, y las sombras se alargan, desfigurando las formas en algo que no son, o tal vez sí lo sean, ya que en esa parte del mundo reina La Tribu de los Hechiceros, y sólo ellos pueden distinguir qué es lo real, si la sombra o lo que la proyecta. Los rostros enmascarados de los Hechiceros vigilan las otras realidades, mundos posibles que los reflejos muestran y ocultan a la vez, mundos que sus manos ansían con avidez.

Sus árboles están secos y sinuosos, retorcidos por las huellas que el conocimiento de lo oculto olvidó en ellos; con rostros que emergen de lo casi imposible se alzan hacia un cielo oscuro y cubierto de nubes bajas y pesadas. Un poco más atrás, la silueta de una fortaleza hundida en la niebla espesa se asoma...

Nadie se acerca a ellos, aunque la magia fue dispersa en el mundo para todos los seres, no todos la usaron igual.

Dicen que la tiniebla no existe, sólo la sombra que nace de la luz.

Dicen que el mal no existe, sólo el error que nace de una mala elección.

La Tribu de los Hechiceros también usaba la magia del mundo, y nadie puede decir que el mal se ocultara en sus ritos extraños, ni que necesitaran ocultar sus rostros detrás de las máscaras por razones sin nombre. Hubo quienes emprendieron el largo camino hacia su tierra, pero nadie volvió para confirmar algo de lo que se susurraba al caer el sol. Son sólo dichos de los que se quedaron esperando que los exploradores volvieran de la mitad oscura del mundo.

Es mucho lo que se cuenta, pero cómo saber qué es cierto y qué no lo es. Aquí dicen que el viento deja de cantar cuando llega a sus tierras y que las mismas aguas de los arroyos esconden su voz.

¿Sabes como los llaman también?, Los Señores del Silencio, porque no necesitan hablar, sus ojos y el aura que emana de ellos modelan la vida. Tampoco duermen, ya que el mismo Sueño los abandonó una noche huyendo a escondidas de su Tribu hace ya mucho tiempo.

Tribu de Hechiceros, señores del silencio eterno, ni las aves cantan a su alrededor. Simplemente entrecierran sus ojos y visiones extraordinarias que nadie quisiera imaginar pueblan su alma. Soberbios y majestuosos, emanan de sí el misterio como si fuera granos de arena fina, arrojada al viento mudo que viaja por sus parajes tratando de pasar rápido, y no regresar jamás.

Suyos son los símbolos plasmados en libros polvorientos que el hombre común no podría ni imaginar. Sólo ellos ven los enigmas en el aire y leen en el agua silente los múltiples caminos que la realidad fluida en la que viven les permite encontrar.

Su mito fue contado por primera vez por una profetisa que leía el vuelo de los pájaros, aquellas aves negras que volvían a la mitad luminosa del mundo de los hombres para relatar lo que vieron en esa tierra de magia.

Hechiceros antiguos,...nacidos de quien sabe qué vientres y con qué fin. Dueños del poder y hacedores de cultos misteriosos, capaces de leer fórmulas de palabras no creadas todavía, y símbolos grabados a fuego en rocas sin edad por alguna raza desconocida.

Nunca sabremos en qué momento su lejanía traspasará el laberinto de reflejos que nos separa, esfumándose el límite, como el humo de las hogueras en donde arden los huesos de lossacrificados. Sé de una antigua tribu de forjadores de espadas, llamados Kalybes, pero ¿una Tribu de Hechiceros?, aunque te he relatado lo que sé, no puedo ni imaginarlos. Cuesta creer que existan o hayan existido alguna vez.

- ¡Pero tú dijiste que todo era posible papá! Yo creo que existen, y un día iré tan lejos, tan lejos hasta encontrarlos, y les preguntaré muchas cosas.
- ¿Sí? ¿Y que les preguntarías si los vieras?
- Si no se aburren en la oscuridad y el silencio.
- Hum... ¡bueno! Está bien, pero eso será mañana, ahora ¡a dormir! Ya verás a tu Tribu de Hechiceros cuando despiertes.
- ¡No hace falta esperar papi! ¡están ahí! En el espejo. Y mi hijo, señaló feliz algo que estaba a mis espaldas.

Olvidé que nunca debía hablar de ellos durante la noche..., olvidé que el espejo es un umbral, y también, que sin importar el momento en que se los nombre, cuando alguien habla de ellos, el tiempo y el espacio desaparecen; es otro de los poderes de la Tribu de los Hechiceros.

Y luego, luego... no sé.

A.S.K 

Ana Silvia Karacic es orientalista, pintora y escritora. Especialista en mitología y religiones, ejerce como profesora titular, entre otras, de la Cátedra de Religiones Comparadas en la Universidad del Salvador. Ha publicado los libros: "El pueblo de la Bruma. El ciclo mitológico irlandés" y "Las religiones de Japón", ambos textos de tenor académico. 

viernes, 17 de noviembre de 2017

Sobre una Ética del deporte (por Dr. Jorge Garzarelli)


Nota introductoria del autor: A mi criterio si hay un “lugar” en donde lo ético forma parte indisoluble de su estructura es en el Arte. En cualquiera de sus formas, el Arte nos brinda la posibilidad de una libertad sublime a la que todos los seres humanos aspiramos y en el que se muestra una fenomenología digna de todos los valores que hacen al bien común.

Una de las características fundantes del Arte es su prodiga y generosa apertura a la creatividad innata desde que somos niños hasta la muy entrada edad de los llamados “maduros” y, con una estructura de algún modo semejante (basada en normas y reglas imprescindibles para una buena ejecución) de un concierto sinfónico, encontramos al deporte tanto en su individualidad como en el de equipo.

Esta semejanza no aparece como un artificio para ser justificada la misma, sino que emerge desde la profunda observación que puede hacerse efectiva en las consecuencias tanto intelectuales como emocionales y espirituales que en el arte como el deporte tienen como destino  la salud personal.

Sobre una ética del deporte. -Normas que regulan la actividad deportiva,
por Dr. Jorge Garzarelli

Key words – Etica,deporte,obstáculo,norma

En esta ocasión nos referiremos a una ética en del deporte, entendiéndose por ética (del griego “ethos” costumbre,hábito,manera de hacer las cosas) y que desde la filosofía apunta al estudio moral y al juicio para regular todas las conductas humanas.

Como toda conducta humana, también el deporte posee normas que regulan su actividad. En este sentido podemos considerar al deportista no solo como aquella persona que podrá obtener placer en el propio ejercicio del deporte, sino como alguien comprometido con toda su estructura personal. Este compromiso puede adquirir la forma de un contrato el que de hecho contiene tanto factores morales como afectivos. Los primeros estarán vinculados con el cumplimiento de las normas propias del juego y del grupo, mientras que las segundas lo estarán en relación a factores personales depositados en el juego y por la forma en que se sienten afectados cada uno de los miembros del equipo en relación a su capitán , a sus compañeros , al orden del ganar o del perder , al contrincante (en nuestro concepto el “complementario”), no como enemigo sino como temporal complementario imprescindible para que el juego pueda realizarse aún en el caso que se trate de un sola persona.

El contrincante, un obstáculo a vencer

El “obstáculo a vencer” está dado por diferentes características del deporte y el deportista. El peso, la gravedad, el volumen, la atmósfera, la resistencia, etc. son solo algunos de los elementos propiamente físicos del deporte/ deportista. De ninguna manera podría ser de otro modo.

En el deporte cabe recalcar, a pesar de su obviedad, el cuerpo con todos sus atributos y reacciones siempre está presente. Por eso el primer obstáculo a vencer siempre será de orden físico.

Todos ya conocemos que no es lo mismo el cuerpo del que juega “foot-ball”, “basket-ball” o “volley-ball” a pesar de que todos ellos se juegan con pelota, o bien del que nada o, hace esquí acuático o remo, aunque el agua sea el elemento fundamental, o del que practica automovilismo o corre carreras pedrestres aunque la velocidad sea un contrincante natural.

El contrincante será siempre alguien o algo a ser vencido, no a ser odiado.

Las reglas del juego son reglas de vida singulares sobre la que muchas sino todas las veces , actúan modificando su bienestar personal y las de su entorno especìfico.

El deporte saludable

La capacidad positiva de la práctica de cualquier deporte adaptado a nuestras posibilidades es un hecho no solo de beneficio físico sino saludable en términos psicológicos , sociales y si se quiere espirituales .

De aquí que consideremos al compromiso con las normas que regulan la práctica del deporte- sin las cuales se desarticularía y conformaría un híbrido como un hecho que afecta toda nuestra estructura vital y la mayoría de sus funciones. Como consecuencia inmediata este cumplimiento del compromiso deportivo interesa a la persona en término de valores íntimos.

Toda persona que anhele mejores condiciones de vida, debería incluir dentro de sus posibilidades inmediatas la práctica sistemática de un deporte o actividad física, la que bajo una dirección profesionalizada, le garantice los efectos persistentes deseados.

Del equipo profesional

El equipo multidisciplinario básico (profesional de la actividad , entrenador,médico y psicólogo), en los casos de personalidades maduras tanto jóvenes , como adultos y mayores es imprescindible . Cuando más lo serán en aquellas situaciones en las que la salud física y mental se ve comprometida. En este último caso, el equipo debería estar conformado por mayor cantidad de profesionales especializados . Sobre estos grupos y equipos de trabajo trataremos más adelante. Tanto en la primera situación como en la segunda también se halla implícito el cumplimiento de normas que garanticen el eficaz y ético desempeño de los profesionales involucrados.

De todos modos el compromiso personal, en uno y otro caso es consigo mismo, con su equipo, con su familia, con sus amigos y su área laboral.

Cualquier profesional que anhele pertenecer al deporte , deberá conocer profundamente no solo la conformación del mismo sino su historia y las reglas que, condicionan su estructura y su desarrollo.


Integración del deporte a la Vida

Tal como señalamos con anterioridad, las reglas del deporte son reglas de vida.

La experiencia inmediata muestra que la practica de una actividad física basada en un disciplinado y ordenado sistema no solo genera una rápida descompresión personal sino que provee a cada persona de un sentimiento inmediato de plenitud. Y esto es así desde la antigüedad. Muchos son los filósofos que señalaron profundamente la importancia del deporte , aconsejando sobre la integración que los mismos producen en la dualidad humana . “Mens sana in corpore sano”es la síntesis más conocida de este pensamiento universal.

Integrar una actividad física a nuestra vida es “per-se”un hecho ético con una notable cantidad de beneficios. Si bien algunos de éstos se hallan asociados a factores neuróticos de la personalidad o a réditos económicos o al poder mismo, sobre todo en estos últimos tiempos al llamado “tiempo polìtico”.

Estos factores que podríamos considerar negativos, no devienen de la estructura del deporte en sí, sino del uso indebido y antiético del mismo, en parte debido posiblemente a las características de personalidad de deportista que aún a sabiendas de ésto se deja involucrar, aunque hay situaciones en las que no es consciente y en parte a otras personas que lucran y se benefician con el deporte practicado por otros.

No obstante y salvando las distancias, el aspecto económico deberá observarse desde una perspectiva más amplia tal como lo es la institucional donde el dinero es necesario para su sostén, administración, evolución y progreso.

Tampoco podemos ser tan simples y enjuiciar a aquel deportista que en su vida acceda a posiciones políticas ya que en la imaginería pública siempre se espera que si ese deportista tuvo éxito como tal, haga lo propio dignamente en la función pública. Si bien no existe una correlación estrecha entre ser un deportista glorioso y ser un funcionario exitoso, la fantasía global de diversas sociedades así lo admite y así lo necesita pensar.

De hecho, esto señala claramente que, la mayoría de las personas adhieren a que las normas y las reglas del deporte son siempre de naturaleza moral positiva.

Quizás a esta altura podría considerarse la posibilidad de que un deportista profesional presente algún estilo de Juramento hipocrático, sobre todo cuando él mismo puede llegar a ser modelo con el cual se identifican multitudes de personas de toda condición social, económica y cultural.

Las normas que siempre han formado parte de toda conducta humana civilizada, porque habrían de faltar en el deporte? . Son el cumplimiento de estas normas las que le otorgan al deporte esa característica de dignidad que posee y que es posible observar aún hasta en sus aspectos más íntimos.


Jorge Garzarelli es doctor en Psicología por la Universidad del Salvador. Profesor emérito en dicha Casa de Estudios. Desarrolla múltiples actividades académicas, además de ejercer como analista en la práctica privada. Es autor, además, de los libros "Psicosociología del Turismo" y "Psicología del Deporte". 
Contacto: jorgegarzarelli@hotmail.com

viernes, 10 de noviembre de 2017

La frontera del psicoanálisis

"Ken Wilber", por Alex Grey (1998)


"LA FRONTERA DEL PSICOANALISIS", por Santiago Bello y Florencia Dollera

Introducción.

            La problemática propuesta para este trabajo aborda la yuxtaposición entre Religión y Psicoanálisis, es decir, qué está en el medio de ambos. Y no se debe confundir, porque generalmente, cuando uno usa tal relación sintáctica, la “y” reduce el significado, es decir, generalmente la interpretación es partir ambos campos, “se tienen uno y lo otro”, y no las dos cosas al mismo tiempo. Entonces, la pregunta inicial correcta sería ¿Hay una frontera para el psicoanálisis y la religión? O, ¿Cuál será la frontera del psicoanálisis? Hay una conexión marcada en el tema propuesto, y Ken Wilber es un autor que contribuyó ampliamente a la temática. En seguida la intuición señala que la filosofía caminará junto a nosotros para dar luz, y se corre el peligro de esquivar el centro del debate inmiscuyéndonos en una exploración sobre epistemología.
Desde el Discurso del método de Descartes, se puede afirmar que una metodología adecuada salva tales peligros, así sea la duda o la razón, aclarar qué herramienta se utilizará en todo trabajo arroja una coherencia necesaria para alcanzar una primera certeza sobre la cual construir, o toparse, con algunas sentencias afortunadas. Entonces, la propuesta es pensar desde la hermenéutica algunos lineamientos de la obra de Ken WilberLa conciencia sin fronteras[1] donde la problemática de la religión y el psicoanálisis tiene gran pertinencia.
Aclarado el tema y el método, falta encontrar nuestra primera certeza que contextualice el debate en una honestidad de nuestro enfoque, tal auxilio es de Edgar Morin:

“(…) existen algunos núcleos de certeza, pero son muy reducidos. Navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos archipiélagos de certezas, no viceversa.”[2]

Sin dudas hay gran variedad de clasificaciones. Aquella sentencia es un Perogrullo, pero si de algún punto de partida se puede plantear la propuesta de este trabajo, es a partir de señalar la existencia de infinidad de categorías que el humano conquistó. Y esa condición, aseverar que “clasificar es conquistar” sí ya ofrece cierto éxito; una atribución un poco más ambiciosa que la obviedad inicial. Así es necesario un repaso: que un atributo determine la condición de cierto objeto y lo separe del entorno,  para excluirlo del conjunto de otros objetos, a eso llamamos definir la pertenencia a una categoría. Y si son más amplias podrán ser campos de estudio científicos, podrán ser  matemáticas, sociales, naturales, jurídicas; podrán ser menos y hablar de civilizaciones antiguas, Etnias, estados independientes contemporáneos;  colores, notas, olores; o la infinidad de sensaciones que nutren a los ojos cuando una hoja cae de un árbol que son distintas a las sensaciones que abrigan cuando el árbol luce firme.
            Entonces, ¿qué impulso, qué deseo o característica tienen en común la infinidad de categorías que el ser humano conquistó? Acá ya empieza a delinearse el sentido de este trabajo, porque al hablar de Religión y Psicoanálisis también, o mejor dicho, siempre se habla de explorar sobre la relación del ser con la realidad: porque si de algo hablamos cuando adjudicamos un nombre a cualquier objeto, es de que aquello tiene una existencia, o mejor dicho, una coexistencia con la realidad, y está inmerso en ella. La intención no es iniciar un debate filosófico, pero se debe admitir que, como se advirtió, constantemente merodearemos junto a tal dilema. Para salvaguardar el resto de este escrito, y ayudar a la claridad, en el desarrollo nos abocaremos a citar fragmentos de la obra propuesta y analizarla desde nuestro enfoque carácter hermenéutico. Pero siempre notando que la intención del siguiente trabajo es meramente una exploración de distintos enfoques que puedan ayudar a interpretar la problemática que trabaja Wilber. Y en tal espíritu será la conclusión al respecto.



Desarrollo.

Durante su obra hay una marcada intención en Wilber: reintegrar dualidades.  Su afán se basa en la cosmovisión holista, una noción de totalidad, en la que se evidencia la relación de la parte y el entorno como una coexistencia más sublime, o suprema, un todo integrado y complejo, símil a las olas del mar, que  tras romper no hacen más que develar su naturaleza universal con el agua. La primera labor entonces, es develar cuándo comienzan las fronteras, las demarcaciones de la conciencia, así esquematiza:

“Cuando uno responde a la pregunta ¿quién soy?, sucede algo muy simple. (…) lo que en realidad está haciendo, a sabiendas o no, es trazar una línea o límite mental que atraviesa en su totalidad el campo de la experiencia, y a todo lo que queda dentro de ese límite lo percibe como “yo mismo” o lo llama así, mientras que siente que todo lo que está por fuera del límite queda excluido”

            Hay un trabajo transversal de diversas disciplinas, la primera pregunta existencial en seguida vira a una situación fenomenológica, inmiscuyendo a la psicología en un área de consciencia sobre la realidad física. Es decir, hay un notable éxito en el párrafo, se aborda la pregunta ¿cuándo se origina el dilema del límite? pero desde un lado en el que la incumbencia es tanto religiosa como psicológica; hablar de origen es hablar del mito, pero antes de continuar con esta cuestión, todavía se debe desarrollar a qué denomina conciencia Wilber y qué implican estas fronteras:

“lo más llamativo de esta línea de la conciencia es que puede desplazarse, y con frecuencia se desplaza (…) La escisión mente-cuerpo y el consiguiente dualismo es un punto de vista fundamental de la civilización occidental.”

También aborda su discurso desde la psicología, pero ahora el autor confunde la funcionalidad sintética del idioma con la cosmovisión occidental, es que, en parte tiene razón, hay esferas de propensión y dominio basadas en esta dicotomía, el debate mente-cuerpo se encuentra en el centro de la escena de la psicología hace varias décadas, pero la generalización es reduccionista. Nietzsche (1886), como filólogo clásico, ya nos había advertido del dualismo sobre el que se construye el edificio del idealismo alemán y la justificación del orden burgués, en su libro Más allá del bien y del mal, también dice sobre el fanatismo moral y su adoctrinamiento que mina el libre pensamiento humano durante la sucesión de épocas y épocas, sentenciando la proximidad entre religión y psicología:

 “Esto nos proporciona asimismo una indicación para explicar la paradoja de por qué precisamente en el período más cristiano de Europa, y, en general, sólo bajo la presión de juicios de valor cristianos, el instinto sexual sea sublimado hasta convertirse en amor-pasión.”

Entonces, se acepta la denuncia, pero ¿ayuda al constructo? Como se mencionó desde su enfoque holista, Wilber insertará partes cada vez más amplias del sistema hasta aproximarse, del modo más efectivo, a la totalidad: en toda parte del entorno, hay totalidad y puede referírsele. Y continúa su desarrollo:

“Todas las corrientes intentan efectuar cambios en la conciencia de una persona. Pero ahí se acaba la similitud (…) El problema es muy real, tanto para el profano interesado como para el terapeuta profesional. Tantísimas escuelas diferentes, todas en conflicto y todas procurando entender a la misma persona. No representan maneras contradictorias sino modos de enfoques complementarios sobre el individuo. (…) Si ampliamos un poco más el psicoanálisis y la mayoría de las formas de terapia convencional buscan remediar la radical escisión de la psique, intenta ayudar al individuo que está viviendo como persona para que vuelva a cartografiar su alma como ego. Luego están las terapias humanísticas (así sea la Jungeana, las Existencialista e incluso las transpersonales) que intentan reunir el psique y el soma, para revelar el organismo total. Finalmente se encuentran las disciplinas como el budismo zen o el hinduismo vedante, es cursar la escisión total entre organismo y medio, son procesos supra individuales.”

Este lineamiento, si se permite la analogía metapsicológica, equivale a plantear la existencia de un aparato psíquico global, universal, en el que la totalidad implica una instancia supra-conciente, es decir, si la punta del iceberg es la conciencia, y el resto del cuerpo del témpano el inconciente, pues la totalidad del agua más el bloque de hielo, juntos conforman el supra-conciente.  Dicho de un modo más sintético, el yo equivaldría a la noción plena de la realidad, y sería uno con la realidad. Ahora bien, Horstein (2003) en pleno dilema da luz sobre esto:

“la problemática reside en confundir objeto real con objeto fantaseado. Vivir hablando de uno mismo sin aceptar lo distinto. No está en juego la propia estructura yoica sino la alteridad. Por esto la problemática del narcisismo pide una pregunta: ¿Qué pasa si salimos de una concepción solipsista y pensamos que el sujeto del psicoanálisis no es el sujeto del inconsciente? Es un sujeto con varias instancias: ello, superyó, yo y realidad. Un sujeto complejo. Se suele repetir hasta el hartazgo que el objeto del psicoanálisis es el inconciente reprimido, ¿y qué dice Freud? “nuestra ciencia tiene por objeto el aparato mismo” [3]

Y este aparato contiene las cuatro instancias mencionadas. Y así, insto a resaltar la cuarta: la realidad. Recordar esta cuestión involucra que todo analista, o mejor dicho, todo psicólogo debe siempre aunar al ser, al consultante, o paciente, con su cotidianidad, y en aquello siempre refiere a no aislar al aparato de su entorno, de la intersubjetividad, y la preponderancia del otro colabora como figura también fundante de la estructura psíquica de cada individuo, por eso la loable frase “Toda psicología es a la vez psicología social” que Sigmund Freud utiliza para iniciar su discurso en  Psicología de las masas y análisis del yo.
La analogía planteada, debe aceptarse, es un poco ridícula, y escapa de la intención de Wilber, quien su objetivo es otro. Pero colabora con un principio: revindicar las atribuciones que el psicoanálisis se arroja sobre la realidad. No hay hechos, sólo interpretaciones. Desde la coherencia y elaboración conceptual bien delimitada, desde su experiencia y ejercicio clínico, sí puede el psicoanálisis exceder la frontera que Wilber le adjudica. Pero, ¿cómo puede hacerlo? El poder del símbolo es la respuesta inmediata. El motor con el que bien aconseja Lacan conducirse sobre los órdenes de lo simbólico, lo imaginario y lo real.
            El símbolo se distingue esencialmente del signo en que este es una convención arbitraria que deja el significante y el significado (objeto o sujeto) ajenos uno a otro, es decir, que el símbolo presupone homogeneidad del significante y del significado en el sentido de un dinamismo organizador.

Es entonces bastante más que un simple signo: lleva más allá de la significación, necesita de la interpretación y ésta de una cierta predisposición. Está cargado de afectividad y dinamismo. (…) Juega con estructuras mentales. (…) moviliza la totalidad del psiquismo.” (…) Para marcar asu doble aspecto representativo y eficaz, lo calificaríamos de buena gana de “eidolon-motor[4]

Con el signo permanecemos sobre un camino continuo y firme: El símbolo supone una ruptura del plano, una discontinuidad, un pasaje a otro orden.
Volviendo a Wilber, debe aclararse cuál es la frontera real que le adjudica al psicoanálisis el autor:

            “según parece, nuestro problema, es que trazamos un mapa convencional, completo y con fronteras, del territorio real de la naturaleza, que no tiene fronteras, y después confundimos totalmente ambas cosas. Como han señalado Krzybski y lo semánticos, nuestras palabras, símbolos, signos, pensamientos e ideas son meros mapas de la realidad, no la realidad misma, porque “el mapa no es el territorio”.

Similar es, según García Morente, la crítica que hace Aristóteles sobre el sistema Platónico “Este error que Platón revela (…) Consiste en confundir las condiciones formales del pensamiento con las condiciones reales del ser” En su afán por la multiplicidad de ideas condena el posible ordenamiento de la realidad en un infinito absurdo, olvidando, al final de todo, la esencia del ser.

Y desarrolla:

“Cuenta el génesis que una de las primeras tareas confiadas por Dios a Adán fue dar nombres a las plantas y los animales que existían en la naturaleza. (…) Dicho de otra manera, a Adán le encargaron que separase la complejidad de las formas y procesos de la naturaleza, y que les asignara nombres. Pero la verdadera tarea de Adán no consistió tanto en inventar nombres para los animales y las plantas, por más trabajoso que esto fuera. La parte más importante de su tarea era más bien el proceso de selección como tal, pues tenía que aprender a trazar mentalmente una demarcación entre los diversos animales. Fue el primer gran cartógrafo, dibujaba fronteras.”

“Si poner nombres había parecido magia, contar pareció divino porque así como los nombres podían representar mágicamente cosas, los números podían trascenderlas. “Por la vía del número abstracto, el hombre consiguió liberar su mente de las cosas concretas (…) de esta manera con los números el hombre construyó un nuevo tipo  de demarcación, más abstracta y generalizada: una metademarcación.” Pero la carrera por la apropiación de mayor potencial tecnológico, y así de poder tanto político como económico, no culmina ahí, sino que las grandes mentes del acontecer humano fraguaron una nueva metademarcación, “una meta-metademarcación” e inventaron el álgebra “x”, “y” y “z”: una variable puede representar cualquier número.”
           
Cada avance, cada conquista del pensamiento parece alejarnos de la unción con la naturaleza, parece, como asevera Wilber, trazar nuevas fronteras. Con este razonamiento encontramos la nueva doctrina, la ecuación: “Todo pensamiento es reducción” Y acá empieza el embrollo, pues Wilber no será el único en desenmascarar tal paradoja, también lo hace Kafka de quien Barthes dice

“Si Freud nos reveló los mapas de la mente, Kafka nos enseñó que no sirven para nada” 

E incluso, lo hace Camus en el Mito de Sísifo, donde clama la importancia del absurdo y la obsolescencia de la esperanza.  Ahora, cómo salir del embrollo, de nuevo, con el poder del símbolo. Con el vínculo y el amor.
Entonces, ¿Cómo salir del laberinto?
No importa el símbolo sino su acción como llave para la mente: el mito de Teseo y el minotauro nos regala una imagen poética trascendente.


"Green Tea", por Leonor Carrington

Conclusión.

Recopilando lo dicho sobre la experiencia necesaria para una buena clínica, y esbozar constructos coherentes, es que planteamos que de existir un límite, una frontera del psicoanálisis, la misma procederá de la ética, y en tal, preferimos dejar para la conclusión las palabras de Erich Fromm sobre este asunto en su libro “Etica y psicoanálisis

“El inconsciente y el mito llegaron a ser nuevas fuentes de revelación supuestamente superiores al pensamiento racional, precisamente debido a su origen irracional.  La fuerza de las religiones monoteístas de occidente, tanto como la de las grandes religiones de la India y China, radica en su preocupación por la verdad y en su pretensión de que su fe era la verdadera fe.   El fracaso del racionalismo del siglo XVIII y XIX no se debió a su creencia en la razón sino a la estrechez de sus conceptos. La psicología no puede divorciarse de la filosofía y de la ética, ni de la sociología y la economía(…)

“Los juicios de valor que elaboramos determinan nuestras acciones y sobre su validez descansa nuestra salud mental y nuestra felicidad.”

Bibliografía:

 i.      Camus (2006). El mito de Sísifo. Losada: Buenos Aires.
ii.      García Morente (1977) Lecciones preliminares de filosofía. Losada: Buenos Aires.
 iii.      Horstein (2003) Intersubjetividad y clínica. Paidos: Buenos Aires
 iv.      Freud S.(1983) Psicología de las masas y análisis del yo. Amorrortu: Buenos Aires.
 v.      Freud S. (1983) El malestar de la cultura. Amorrortu: Buenos Aires.
vi.      Fromm, E. (1963) Ética y psicoanálisis. Fondo de cultura Económica: México.
vii.      Morin, E. (1990) Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa.
viii.      Nietzsche F. (1983).Más allá del bien y del mal. Orbis: Buenos Aires.
 ix.      Nietzsche F. (2011) Ecce homo. Longseller: Buenos Aires.
x.      Wilber, K.(1985) La consciencia sin fronteras.Kairos:Barcelona



[1]Wilber, K. (1985) La conciencia sin fronteras. Kairos: Barcelona.
[2]Morin, E. (1990) Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa
[3]Horstein (2003) Intersubjetividad y clínica. Paidos: Buenos Aires.
[4]Chevalier (1995) Diccionario de Símbolos. Aike: Madrid.



Santiago Bello es estudiante de psicología (Universidad del Salvador), apasionado del arte y un novicio escritor. Este 2017 publicó su primera obra de ficción: "El Cemento que Respiro", editado por De Los Cuatro Vientos. Contacto: santinoib5@gmail.com 
Florencia Dollera, joven estudiante de psicología (Universidad del Salvador) que con una afinidad polifacética se involucra en distintas actividades tanto deportivas como artísticas. 
Contacto: florenciadollera@gmail.com

viernes, 3 de noviembre de 2017

Sobre la religión y sus desvaríos institucionales

"Cristo", de Ernst Fuchs

La palabra "religión", tal como se usa ordinariamente, es equívoca. Un repaso a la historia revela que, por lo general, los genios religiosos atraen a discípulos y generan grupos de simpatizantes. Cuando dichos grupos llegan a ser lo bastante fuertes como para "organizarse", se convierten en instituciones eclesiásticas con sus propias ambiciones corporativas. Aparecen entonces el espíritu de la política y el afán de dominio dogmático y contaminan la inocencia original; de modo que cuando hoy en día oímos la palabra "religión", pensamos inevitablemente en una u otra "Iglesia"; y para algunas personas la palabra "religión" sugiere tanta hipocresía y tiranía, mezquindad y pervivencia de la superstición que se enorgullecen de decir, de forma genérica e indiscriminada, que "pasan" totalmente de la religión. Por lo tanto, casi ninguna de las bajezas que comúnmente se atribuyen a la religión puede serle propiamente atribuida a ella, sino más bien al perverso socio intelectual de la religión: el espíritu de dominio dogmático.

William James, "Las variedades de la experiencia religiosa"